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Imagen de @vectorjuice, en Freepik.

¡Madre mía! ¡Seis meses sin escribir ni una triste entrada! ¿Pero cómo es posible?

Pues es posible porque la vida, como siempre digo, da muchas vueltas, y no siempre en la dirección que uno quiere. 

Han pasado varias cosas en este tiempo: días de mucho trabajo, días de menos trabajo, nuevos retos (el prólogo de la última entrada, por ejemplo, ha cobrado vida en estos días), nuevos clientes, clientes repetidores (los adoro), un viaje extraordinario, visitas médicas inesperadas, acompañamientos difíciles y el fallecimiento de mi madre a finales de agosto. Desde entonces voy a medio gas, tambaleándome entre las gestiones burocráticas, el duelo a medio hacer, el trabajo atrasado y una ilusión contenida por los nuevos proyectos que se vislumbran en el horizonte. 

Pero sigo aquí. No he renunciado, por el momento, al sueño de trabajar como autónoma en una profesión tan preciosa como esta, aunque los señores de la Seguridad Social y sus cuotas, y los de Hacienda y sus verifactus me den la lata más de lo que quisiera. 

Así que nada, si habéis escrito un texto y necesitáis que alguien le eche un ojo (o cuatro, que por algo llevo gafas), aquí me tenéis. Un poco más lenta de lo habitual, cierto, pero con el mismo amor y entusiasmo por el trabajo bien hecho. 

Como dice una persona a la que admiro mucho: "¡Adelante, siempre adelante!".