Margot, l'escargot

 

A principios de noviembre me contrataron temporalmente como correctora in-house en el Departamento de Comunicación Corporativa de una empresa de medios de comunicación. La semana pasada terminó mi contrato. Han sido seis semanas y media intensas, y aunque empecé con mal pie (el segundo día de trabajo me caí en la estación de tren volviendo a casa y me torcí un tobillo), desde el minuto uno me sentí acogida y arropada por los que hasta hace unos días han sido mis compañeros de trabajo. 

Ha sido una experiencia muy distinta a todo lo que he hecho hasta ahora, rodeada de profesionales como la copa de una secuoya (el pino se queda corto) de los que he recibido mucho más de lo que yo he dado. A ver, no en todas las empresas te encuentras a una compañera que te enseña el sonido rg francés (¡dichosos escargots qui vont a l'enterrement!), ni te dan una masterclass de nomenclatura de las publicaciones, ni tienes al lado a un pedazo de as del InDesign y del Photoshop que tanto te maqueta una revista de 200 páginas como te quita una papada. 

Si a eso le sumamos todo lo que he aprendido sobre automoción, HVO, farmacéuticas, agua regenerada, clubs deportivos, azulejos, belleza, moda, decoración… entre muchos otros temas, la experiencia se sublima todavía más. Y aunque la empresa también tendrá sus más y sus menos (en seis semanas y media no da tiempo a profundizar), mi valoración general es altamente positiva. 

¿Repetiría? Sin duda alguna, sí. Habría que ajustar algunos aspectos como la presencialidad (las casi cinco horas diarias invertidas en desplazamientos son un factor a tener en cuenta), pero por lo demás, ¿dónde firmo?

Ahora toca volver a la realidad, ponerme al día con todo lo pospuesto hasta el final del contrato y esperar con ilusión todo lo bueno que el mañana traerá. 


* Imagen de catalyststuff en Freepik

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